29/2/2008 Ipswich (REINO UNIDO)


Hoy hemos ido a la consulta del doctor Joseph Saile. Es un hombre bastante alto, calculé que debía medir más o menos 1,90 metros, lo cual intimidaba un poco, pero me dio seguridad ver que sonreía de vez en cuando y que hablaba español, aparte de 18 idiomas más que detallaré a continuación:

-Alemán
-Italiano
-Ruso
-Francés
-Inglés
-Finés
-Chino mandarín
-Griego
-Coreano
-Danés
-Hindi
-Euskera
-Mongol
-Sueco
-Turco
-Checo
-Búlgaro
-Catalán
Todo esto se debe a los múltiples viajes que ha hecho alrededor del mundo en sus 74 años, y a su impresionante capacidad de aprendizaje, lo que le sirve para comprender a sus clientes.
Todo fue como la seda durante las primeras 2 horas de charla, hasta que le conté lo de Zezil. Entonces mostró más interés y me preguntó en búlgaro que cómo estaba mi madre. No sé que es lo que más me sorprende, que conociese a mi madre, (ya que me la detalló con perfección), o que yo no solo le entendiese al hablar en búlgaro, sino que también pudiera responderle fluidamente.
Todavía no salgo de mi asombro, porque después de esto, seguimos la consulta hablando en dicho idioma. Cuando yo le pregunté el por qué de este extraño suceso, me explicó que él era un tío ilegítimo mío, ya que mi abuela se veía con otro hombre aparte de con mi abuelo, y que resultado de esa relación, nació él.
Mi familia por lo visto, emigró a Bulgaria cuando mi abuela tenía 23 años, (cuando ya estaba casada con mi abuelo, y teniendo mi madre 2 años, mi tío Víctor 5 y mi tía abuela Rosa María, que vivía con ella, 30), dos meses después, mi abuela se sintió atraída por Zonhor, un apuesto caballero búlgaro que, tras coquetear durante un tiempo con ella, surgió el amor.
Después de contarme todo me explicó que a causa de alguna experiencia traumática, mi mente como mecanismo de autodefensa, había bloqueado esa información, y que como ahora había madurado, se estaba desbloqueando poco a poco para no dañarme.
La sesión fue espectacular, y creí que el precio lo sería más, pero me dijo que no me tomaba como un cliente sino como un amigo, luego le di las gracias y me preguntó que cuál era nuestro próximo destino, así que le dije que iríamos a ver a la madre de Sara, para ver cómo se encontraba, y nos desó suerte, así que partimos alegres.
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En este blog se publica el diario de Mr Greenose. Una persona un tanto extraña que quiere reemprender su vida.

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